Saint Michel
20/04/19
Esta es una de las estampas más atractivas de Francia, este monte rodeado de mar está unido a tierra por una pasarela, depende de la marea se podrá cruzar o no a pie. Está coronado por una abadía del siglo X y que poco a poco fue cambiando y tomando la estructura actual. Está situado en la frontera entre Bretaña y Normandía. Antiguamente los miquelots (peregrinos de la época) viajaban para rendir culto a San Miguel y después acabó siendo un famoso centro de erudición medieval.
Hemos llegado de Dinan tras 45 minutos aproximadamente y estamos situados a 8 km en Servon. Desde lejos vemos ese semblante rodeado de niebla y nos paramos a fotografiar de lejos.
Se ve una explanada que no tiene ninguna construcción y que deja esta maravilla a contemplar ante nuestros ojos. Nos acercamos y hay muchos coches. Es el atardecer pero vemos cómo muchos vehículos inundan las carreteras. Hay que pagar 4,5-euros si vas a partir de una hora, si vas a la mañana son 9-euros. Hay gente que se acerca desde algún pueblo cercano en bicicleta. Hay una gran explanada hasta llegar al monumento que nosotros hacemos andando. Hay gente que va en autobús de manera gratuita. Es un continuo pulular de autobuses eléctricos.
Hacemos como unos tres kilómetros hasta llegar contemplando el atardecer en el mar.
En la isla se sitúa la capilla de St Aubert, la torre Gabriel y la abadía. Entraremos por la Gran Rue caminando esas estrechas calles llenas de restaurantes y tiendas hasta llegar a la iglesia de St. Pierre.
Continuamos el camino pero debido a la hora tenemos cerrado el acceso. Llegamos hacia el otro extremo de la isla y regresamos por el mismo sitio puesto que la marea ha subido y no podemos cruzar sin mojarnos los pies. Nos quedamos con ganas de subir hasta arriba pero la hora nos lo impide.
Regresaremos andando, hoy hemos batido record de pasos. Cenaremos en el hotel y mañana volveremos para verlo de día. No creo que volvamos a pagar puesto que ya lo hemos visto en toda su plenitud.
Además el turismo impedirá el acceso cómodo. Las calles son muy estrechas y nos imaginamos hordas de japoneses caminando y fotografiándolo todo. De hecho ya los hemos visto al atardecer con sus focos especiales iluminándose para captar esa imagen.